border="0" width="1" height="1"> MALENA canta el TANGO. Yo trato de bailarlo...: El bandoneón desde el tango...

Tuesday, February 27, 2007

El bandoneón desde el tango...

El bandoneón desde el tango
de Arturo Penón y Javier García Méndez
vlb éditeur - Montreal
Primera edición: 2do. trimestre 1986
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Encontré este ejemplar bilingue (español-francés) en un negocio de libro usados de Montreal, en uno de esos días en los que tiento suerte buscando obras relacionadas al tango; fue una de mis pocas búsquedas exitosas. Al comenzar a hojear el texto, lo primero que me sorprende es que Arturo Penón, luego de dedicar el libro a su familia, lo hace también a Paquita Bernardo, la primera bandoneonista mujer, quien no llegó a cumplir 25 años. Otro hecho que capta mi atención es que el autor, fue un argentino que pasó parte de su vida en Montreal, como es mi caso. Dos motivos suficientes para llevarme el libro a casa.
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En el preludio, Penón compara la esencia multicultural de la ciudad de Montreal, en la época en que se publicó el libro, con la Buenos Aires naciente y cosmopolita, allá a fines del siglo XIX. "El tango nace a unos diez años de inaugurado ese proceso de integración de la multiplicidad y no es explicable sin la existencia de esa multiplicidad que, en la Buenos Aires de 1880, imagino semajante a la de la actual Montreal..." Y agrega: "Lo que más llama la atención a quien viene de Buenos Aires es que, en Montreal, estas diversas nacionalidades evolucionan limitando al mínimo los contactos entre ellas y con los grupo étnicos establecidos aquí desde hace más tiempo...Sin embargo, lo que ganó la partida entre nosotros (en Buenos Aires), fue un gregarismo fundador, la tendencia a la mezcolanza..." Este comentario sobre la mezcolanza me recuerda una nota que escribí hace un tiempo en mi blog sobre los inmigrantes y cómo el tango dió lo que llamé en ese momento: el ADN de los argentinos.
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El autor comienza el libro narrando una llegada imaginaria del bandoneón a Buenos Aires, como un inmigrante más, anónimo y en un momento impreciso; y lo imagina ¨con ese doble pasado krefeldiano: guapo y proletario a la vez, entreverado en desafíos de dignidad individuales y colectivos, en desquites, huelgas y ollas populares¨. Tratando también de imaginarse las primeras participaciones del bandoneón en esos patios tangueros de antaño, preguntándose ¨qué fue lo que determinó la extraordinaria felicidad del primer encuentro entre el tango y el bandoneón¨.
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Nombrando los apodos y nombres dados al bandoneón, como jaula, gusano, fuelle; aparece el primer apodo que se le puso a este instrumento: ¨mandolión¨, atribuyéndolo al fruto, tal vez, del mal oído, y remarcando el comienzo de como los porteños se apropiaban de lo desconocido y lo adaptaban a la jerga popular. El autor describe la modificación del tango con la introducción del bandoneón: ¨la antigua danza pícara, vivaz, se había vuelto cadenciosa, lenta, íntima y meditativa¨, negándose a llamarla ¨triste¨.
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Con apuntes históricos en un capítulo escrito por Manuel Román sobre los primeros fabricantes de bandoneones, con relatos y anécdotas de viajes por el mundo, Penón logra en este pequeño libro, darnos una breve reseña del nacimiento y la evolución de este enigmático instrumento. Y así, en el último capítulo del libro, recordemos escrito en los años 1980, Penón habla también de la crisis de difusión del tango, sobre la escasez de músicos de bandoneón y de la falta de espacios orquestales adecuados para desarrollar su técnica: "El tango no se aprende en las academias o en los conservatorios, que sólo enseñan a tocar el bandoneón, si por esto se entiende únicamente leer a primera vista cualquier partitura, dominar la matemática rítmica, obtener una digitación correcta, un sonido puro. Pero para aprender el resto, que es casi todo, es necesario, además, un trabajo de años que en el pasado se realizaba en las hoy desaparecidas orquestas de barrio y que permitía, luego, el paso a las orquestas importantes..."
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Arturo Penón, bandoneonista, arreglador y compositor, quien trabajó con Osvaldo Pugliese, Julio de Caro, Edgardo Donato, Roberto Firpo, Juan Canaro y fue alumno de Carlos Marcucci; fue también autor de los arreglos de varios tangos para la orquesta de Pugliese, como: "Preguntas para mi viejo", "A un artista del pueblo" y "Ni triste ni solo", y compartió la composición de piezas como: "Bien de abajo", "Buenos Aires en gris" y "Concierto pasional".
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(Ilustración: "Orejero" de Sigfredo Pastor)

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4 Comments:

At 8:07 PM, Blogger Hunter said...

Como siempre un tema interesante. Un cordial saludo después de un largo receso veraniego.

 
At 10:51 PM, Blogger Malena-Tango said...

Hola Hunter,
Qué alegría verte de nuevo!
Espero hayas disfrutado del veranito.
Un abrazo, Malena

 
At 10:40 AM, Anonymous Anonymous said...

Muy buena reseña, Graciela!!!
Un gusto de leer tus comentarios, me dan ganas de tener el libro.
Patricia

 
At 12:05 PM, Blogger Malena-Tango said...

Gracias Patri. Cuando quieras te lo presto.

 

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